Reflexiones para tí.

El fin último de la redención

A los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo. Romanos 8:29.

Un buen padre ama a su hijo entrañablemente y, no importa cuál sea su conducta o su desempeño en la vida, nunca deja de amarlo y aceptarlo. Su amor no depende de lo que su hijo haga o deje de hacer. Pero, si ese hijo está sumido en el mundo de las drogas, o del crimen, o de la inmoralidad, provocándose así sufrimiento y peligros, ese padre no será feliz. Precisamente porque ama a su hijo, hará todo lo posible para lograr que cambie. No es que por causa de este tipo de estilo de vida deje de amar a su hijo ni que espere a que cambie para aceptarlo y quererlo. Pero ese padre sufrirá por causa del sufrimiento y la degradación de su hijo, precisamente porque lo ama.

De igual manera, Dios nos ama y acepta de manera incondicional por causa del infinito amor que nos tiene, a pesar de lo que seamos o hagamos. Pero, como buen padre, no se conforma solamente con aceptarnos, amarnos y apoyarnos, para dejarnos hundidos en nuestras miserias morales y experimentar las consecuencias dolorosas de nuestra vida perdida. No, precisamente porque nos ama, Dios desea rescatarnos del pecado, de su perversión, su degradación y sus nefastas consecuencias.

Por eso, junto con la bendita verdad bíblica de la justificación por gracia, mediante la fe, también existe, dentro del plan de redención, la importantísima verdad bíblica de la santificación; la salvación no solo de la culpa y la condenación del pecado, sino también del pecado mismo, de su degradación moral y de su poder que esclaviza.

Nuestro texto para hoy nos dice cuál es el fin último de la redención. No es solo lograr el perdón de nuestros pecados, y que nos sintamos aceptados, perdonados y justificados por Dios. En última instancia, lo que Dios desea, su proyecto fundamental para nosotros, es que seamos hechos “conforme a la imagen de su Hijo”.

Como diría la autora cristiana Elena de White, “el ideal que Dios tiene para sus hijos está por encima del alcance del más elevado pensamiento humano. La meta a alcanzar es la piedad, la semejanza a Dios”.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie






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